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paseo por el embalse de Santillana

Una invitación a dejar pasar el tiempo junto al frescor de las aguas

Saliendo del Centro Burricleta,  se abandona Manzanares el Real por el sur, hasta la Glorieta del Montañero.

Tras cruzar la carretera y dejar atrás un club hípico, se llega hasta el puente que se levanta sobre la cola del embalse y, un poco más adelante, a una bifurcación de caminos. El camino de la izquierda, asfaltado y cerrado con una barrera para impedir el paso de vehículos, es el que hay que seguir.

En esta zona será fácil observar a muchos pescadores en la orilla del agua intentando que pique algún lucio o alguna carpa común.

El camino discurre bordeando el embalse de Santillana, desde donde se disfruta de una vistas excepcionales de La Pedriza y el castillo de los Mendoza, más conocido como de Manzanares el Real, que se pueden ver reflejados en sus cristalinas aguas en los días más nítidos.

La vegetación de ribera, compuesta principalmente por sauces, y las jaras y encinas que crecen en las laderas de Cabeza Illescas, completan el entorno por el que avanza la ruta.

El camino discurre en su mayor parte junto a la vegetación ribereña que crece a orillas del embalse, donde es fácil encontrar algún sitio donde poder tumbarse para dejar pasar el tiempo sintiendo el frescor de sus aguas.

Los bosques de ribera son bosques próximos al cauce de un río o embalse, por ello están formados por especies que requieren grandes cantidades de agua, como chopos y sauces, que pueden llegar a necesitar más de doscientos litros de agua cada día. Acogen una gran variedad de fauna, que encuentran en este tipo de hábitats una especie de oasis donde refugiarse y poder comer. Más de cincuenta especies de aves nidifican en este entorno: ruiseñores, currucas, mosquiteros, oropéndolas, e incluso búhos, son algunas de sus representantes.

La madera blanda de los chopos es ideal para que los pájaros carpinteros construyan sus nidos, y sus hojas son el alimento de las orugas de muchas mariposas. Los árboles huecos son el refugio de mamíferos, como murciélagos, ratones, comadrejas y turones.

Siguiendo la ruta, el final del paseo lo marca una valla que corta el camino. Es el momento de dar media vuelta e iniciar el regreso a Manzanares el Real por el mismo camino.